Un amor en flamenco


Publicado en TalCual el martes 20 de octubre de 2009


El chispazo que tiene toda historia de amor en sus comienzos, el desencanto por la infidelidad, la tristeza del abandono, el orgullo del primer encuentro después de la ruptura, la reconciliación. La felicidad y el sufrimiento de una pareja contada a través de la sensualidad, atrevimiento y versatilidad de la bailaora venezolana Anita Loynaz en "Sentir flamenco, historia de amor en tres tiempos" espectáculo que se presentó en tres funciones el pasado fin de semana en el centro cultural Corp Group de La Castellana.
La bailaora contó con la complicidad del bailarín Luis Armando (Yayo) Castillo, las cantaoras Daily Fuguet y Mariela Mejía, el percusionista Adolfo Herrera, el flautista José Mata, Juan Hernández en el cajón, Pedro Chacón en la guitarra y las bailaoras Gabriela Alfonso, Valentina Blanco, Patricia Moreán, Mariana Martínez y Stefany Vivas. Todos, en una puesta en escena de Gerardo Blanco López.
Loynaz se ha formado bajo la guía de Tatiana Reyna, Daniela Tugues, Siudy Quintero y Siudy Garrido. Además ha compartido escenario con los españoles Farruquito, Belén Maya, Eva La Hierbabuena y Domingo Ortega, entre otros. Ahora a sus 29 años de edad, conduce la escuela de flamenco que lleva su nombre.
En "Sentir flamenco, historia de amor en tres tiempos" representa a María una mujer que se enamora perdidamente de Camilo, escenificado por Castillo, y sufre ante su abandono para después perdonarlo y regresar a sus brazos.

¡Baila mi niña!
El programa cuenta con ocho temas recreados en diversos palos flamencos. Inicia "Amor confuso" una guajira y alegría en la que se escucha "Cuando de tu fuente bebo, de la forma en que te quiero no puedo querer a nadie" y la inicial atracción entre los protagonistas hace despegar a Loynaz del escenario en los brazos de Castillo, pero en el tanguillo "Mujeres" cinco bailaoras desviarán la atención del enamorado. María saldrá del escenario para regresar con un fuerte taconeo en el tango "Despecho", en el que un juego de sombras e iluminación, junto a la cadencia, ritmo y desenvoltura de Loynaz recrea el dolor de quienes son abandonados y la fuerza para sobreponerse y demostrar que se puede sobrevivir al mal de amores, o quizás simularlo con orgullo.
En la rondeña "Perdido en las tinieblas" Camilo vuelve confundido y arrepentido de sus aventuras, María también regresará al escenario desde las sombras, esta vez no con sus coloridos vestidos sino con un traje de chaleco, para bailar la farruca "Orgullo" en el que se escucha a las cantaoras diciendo "deja atrás tus penas y olvida tu sinrazón".
Después en la granaína "Ausencias" le tocará a Castillo demostrar con una improvisación lejos del flamenco ­lo que no la desmerita­ su experiencia como coreógrafo para darle pasó luego al martinete "Pelea" en el que Herrera se luce en la batería, primero con sus manos, después con los mazos y al final con las baquetas.
Aquí Camilo busca a María, quien se niega repetidas veces siguiendo el ritmo marcado por el percusionista. Sin embargo, en esta historia de amor el final es feliz y en la fantasía "Reconciliación" Camilo volverá a despegar a María del escenario. El taconeo ya no será de rabia o indignación, sino de puro amor, como afirman las cantaoras Fuguet y Mejía: "Cómo vivir sin tus besos, sin tus caricias, si a mi me falta tu aliento ¡Ay! Ya no tengo ni como decir te quiero", y ni falta que hace pues Loynaz contó una historia de amor como mejor sabe hacerlo: bailando.

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