Caracas amaneció con dolor de cabeza

Publicado en El Mundo el jueves 26 de julio de 2007


No recordaba donde estaba. Tampoco si los bulevares de Sabana Grande y Catia se encontraban sin buhoneros, o si ellos se desplazaron ahora dentro del metro, diseminados por las estaciones y los andenes. Tuve dudas, no sabía si todo era una pesadilla o un sueño del que no provoca despertarse. de pronto, recordé un túnel entre Plaza Venezuela y Chacaíto en el que todos estarían felices, bajo tierra. Con el calor de los vagones del metro sin aire acondicionado a las cinco de la tarde, es decir, en un infierno.

La ciudad tenía cuatro ¿cinco? ¿o seis? alcaldes, que trabajaban en paz. Ellos recogían la basura, arreglaban las aceras, disminuían el tráfico, ordenaban el transporte público. Luego comprendí que no, que lo que había era un jefe de guarnición, un desfile militar y una gente que peleaba con otra, en vivo y directo, mientras los problemas de la ciudad aumentaban sin control.
No supe si era que había bajado la delincuencia, o si era que todo estaba lleno de militares y policías. Rememoré los carnavales con carrozas y orquestas, con madrinas y papelillos, pero después comprendí que eran tanques de guerra con soldados, banderas y consignas.
No sabía si era Miami o La Habana, no sabía si era Bagdad o Beirut, creía que era Caracas, pero muchos se peleaban por mi nombre, que si Santiago de León fue algo de un conquistador de la CIA. Que si Caracas era una hierba, o yerba que parece es más auténtico, o por lo menos a uno de los alcaldes le gusta más.
Fue mucho el papelillo, los programas, los reportajes sobre mi cumpleaños, pero a decir verdad me cuestionaron hasta la fecha de nacimiento, que si no era el 25 de julio, porque eso fue un invento de la "cuarta" para celebrar el Cuatricentenario que seguramente trasmitieron por el canal cuatro.
Imaginé árboles destrozando aceras y algunas aceras destrozando árboles. Huecos por los que se va la gente para no regresar más, huecos que tienen nombre, que son referencia, casi patrimonio de la ciudad: "Sigues derechito y al pasar el segundo hueco cruzas hacia abajo".
Soñé con la noche para ver un nacimiento, con las lucecitas, la mula y el buey; pero en realidad observé un cementerio con malandros y balas perdidas disparadas por varios Herodes.

El sueño de la razón
No todo era malo, eso lo sabía, por supuesto siempre está El Ávila, pero recordé que allí también estarán las ametralladoras cuando lleguen los invasores extraterrestres o los estadounidenses. Hubo profecías de que el mar sobrepasaría la montaña e inundaría el valle, pero ahora llueve un poco y todo el mundo cree que el cerro se vendrá abajo, y si no llueve entonces se incendiará completamente, y si hace calor alguien siempre habla del terremoto que vendrá.
Entre toda la confusión pensé en los nombres que reciben algunas partes y su evidente contradicción: El Silencio es todo menos callado, en Los Palos Grandes los árboles son pequeños, en El Cementerio lo que hay es mucho "vivo", sobre todo en el mercado. Celebran y celebran cuando es casi un milagro que me mantenga en pie con tanta pelea, con tanta diatriba, con tanto carro.
Soñé que existían parques cada 300 metros, con árboles, con gente de todas las edades conviviendo. Aquí un grupo de ancianos conversando, allá unos niños jugando, más acá unos adolescentes, hacia otro lado alguien leyendo un libro, otro allá trotando. Pero ahora que busco una aspirina para aliviar mi dolor de cabeza, recuerdo que sólo están el del Oeste, el de Los Caobos y el del Este, cada uno con pancartas de lo que se ha hecho pero no se ve, unos con consumidores de crack, otros con indigentes y malandros, y otros sin grama y con más gente de la que puede soportar.
Aquí nada parece ser serio,pero tampoco un juego. Sólo hay un estadio de beisbol para dos equipos profesionales, sólo hay dos estadios de fútbol y varios equipos de primera división, no hay suficientes piscinas públicas, pero apenas llueve las autopistas se inundan y algunas hasta tienen olas artificiales.
Soñé que alguien prometió hacer un parque en la pista de La Carlota, pero todavía hay helicópteros que sobrevuelan a diario para "informar" que la autopista tiene cola, como sucede siempre a esa hora desde hace más de 20 años. O de helicópteros militares que sobrevuelan, sin que nadie sepa para dónde van y de dónde vienen. De avionetas aterrizando y despegando, de avionetas de ricos o funcionarios que es casi lo mismo.

Tumba y control
Soñé que derrumbaban una estatua de Colón, y desvalijaban las obras de los artistas cinéticos para volverlas a hacer y sembrarlas de alarmas. Soñé que se quebró la estatua de María Lionza y su hueso pélvico fue a dar a la calle, para lueho hacer una réplica ¿o dos? ¿O tres? ¿O cuatro?.
La noche cada vez es más ruleta y menos fiesta, los cines ya no dan a la calle sino que están atrincherados bajo techo, a excepción de uno al que nadie va -o cree uno que nadie va- porque siempre son nórdicas las que salen en pantalla.
Ciudad pacata pero con ínfula de tropical, ciudad donde alguna vez quisieron frenar el amor en las plazas, pero después asesinaron la protesta en las mismas plazas. Ciudad de guarimbas cotidianas en las oficinas, privadas y públicas, llenas de burócratas que ponen obstáculos a cualquier solicitud. Ciudad formada por inmigrantes y emigrantes, a la que todos critican, a la que todos rechazan para después volver a ella. Ciudad de la Billo´s y la Dimensión Latina, del Guajeo y Desorden Público, del hip hop y el reguetón, del vallenato y el rock, de baile y sandungueo.
Soñé que aquí se rechazaban los parques por aburridos, pero insistían en los centros comerciales y sus estacionamientos de locura. Ciudad de automóviles y autopistas congestionadas, de Hummers que matan a medallistas olímpicos, de autobuses que emanan veneno, de gandolas que tropiezan con puentes, de metrobuses insuficientes, de carros en lista de espera, de carros en colas eternas, de pico y placa.
Soñé con una ciudad donde los rayados están mal hechos, donde no cruzan los peatones sino los carros, donde hay semáforos en los que fiscales te ordenan comerte la luz roja y te piden frenar en la verde.
Ciudad de arepas y perros calientes, de restaurantes chinos de mala fama y cerveza barata, ahh comprendo, estoy en medio de la resaca, cerveza, cerveza y cerveza ¿o sería el whisky de la Venezuela saudita de antes y de ahora? ¿O sería el vino que está de moda? ¿O el ron que también está de moda? ¿O la guarapita de los barrios? ¿Qué sería lo que tomé ayer mientras celebraba un año más? Ya no recuerdo si era un sueño o una pesadilla, recordé que apagué las velas y me fui a dormir, ahora despierto y prefiero seguir soñando o imaginarme otro futuro, ya no soporto tanto presente.

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